Cuando converso con gerentes y dueños de empresa una de las cosas que escucho a menudo es que luego de invertir tiempo en desarrollar a algunos colaboradores, se encuentran con que les falta iniciativa, interés; no reaccionan como ellos quisieran y en muchas ocasiones si les delegan no cumplen a la altura de sus expectativas.

Profundizando en la situación es común encontrar que “están entrenando patos en una escuela de águilas”; en otras palabras; seleccionan a sus candidatos sin hacer antes una análisis que les confirme no solo sus habilidades; sino también sus intereses y aspiraciones. Más frecuentemente de lo que quisiéramos, se comienza a trabajar en el desarrollo de un nuevo coordinador, supervisor, gerente y en ocasiones hasta ejecutivo sin haber tenido antes una relación con esa persona que le permita comprender cuáles son sus aspiraciones.

Así pues, la persona es sometida a una proceso de formación que puede llevar con éxito porque no es un tema de habilidades; sin embargo, como bien lo dice John Maxwell, cuando llega el momento de la graduación, no entra volando sino caminando como pato, haciendo “cuac-cuac” mientras recibe el título y al salir graduado, en vez de volar como las águilas, se devuelve a “chapotear” con otros patos. ¿Por qué razón? Muy simple, porque es un pato y nunca antes se tomaron el tiempo de confirmar si era un pato o un águila escondida en traje de pato.

Trayendo esta metáfora a la vida real, no se trata de etiquetar ni a “los patos” ni a “las águilas”; ambos son importantes en la organización y ambos brindan aportes diferentes; el problema radica en confundirlos pretendiendo que se desempeñen como algo que no son.

Un colaborador que no sienta el más mínimo interés en ser líder, hará un trabajo pobre porque no encontrará satisfacción en lo que hace y un buen líder “escondido” en medio de patos, se sentirá frustrado de no estar haciendo aquello para lo cual es bueno; frustrado de que no se valoren sus destrezas y potencial.

No deseo omitir algo importante por obvio que parezca por cuanto no está de más decir que es responsabilidad del líder saber identificar y tener claro, quienes son patos y quienes son águilas para no caer en el error de provocar frustración en sus colaboradores y no perder tiempo y recursos en el desarrollo de la persona equivocada.

Hoy día la falta de planes de sucesión es a mi criterio uno de los más grandes inconvenientes de las empresas (aún de muchas multinacionales que creen tenerlos); y precisamente, antes de un buen desarrollo de estos planes, es preciso una etapa de valoración de talento humano y para ello, no basta solo con aplicar evaluaciones de estilos de pensamiento o comunicación; es parte imprescindible una mejora en el tema de relaciones interpersonales.

Espero que si eres líder de cualquier tipo de equipo estés haciendo la tarea de relacionarte y conocer a tu gente para que luego con tu visión de líder desarrolles planes que no solo piensen en tu organización sino en primer lugar en el crecimiento de tu gente. Eso potenciará la fidelidad y te ayudará a crear verdaderos equipos de alto desempeño.

Te cuento que el título de este artículo es en base a uno de los capítulos del libro “Liderazgo, Principios de ORO” de mi mentor John Maxwell. Si consideras que necesitas ayuda para identificar los talentos y aspiraciones de tus colaboradores y en la creación de un plan de sucesión exitoso, por favor contáctame y consulta por una sesión complementaria para evaluar tu situación y ver de qué manera puedo ayudarte.

Te comparto un corto video de John Maxwell (en inglés) explicando sobre este tema:

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