Hoy les escribo desde una las maravillosas playas de mi país…Playa Flamingo, Costa Rica.

Mientras contemplaba la belleza de los regalos que Dios nos da vino a mi cabeza una palabra con la cual he titulado este post…”Serenidad”.

Cómo nos cuesta muchas veces recordar esta palabra en nuestro día a día. El estrés del trabajo, las dificultados en el hogar, las preocupaciones del estudio y muchas cosas más que no dejan de estar presentes en nuestros días se encargan de hacernos olvidar la importancia de la serenidad, la cual paradójicamente debería ser la primera en aflorar ante estas situaciones.

La serenidad nos permite verdaderamente pensar en lo correcto; nos concede ese espacio para dejar de lado el impulso y analizar las opciones y las consecuencias de una posible respuesta.

Lo cierto del caso es que no es sencillo apelar a la serenidad antes una situación difícil y pero aún ante un enojo; es normal vernos tentados a responder de inmediato pero que caro nos cuesta muchas veces esa respuesta.

No sé cuantas veces me he arrepentido en mi vida de dar una respuesta sin tomar un respiro y hacer un llamado a la serenidad para pensar coherentemente la mejor respuesta pero estoy seguro que son muchas y supongo que a ti también te ha pasado pero la buena noticia es que tenemos la capacidad de ser nosotros quienes controlemos la situación y no dejarnos llevar por el calor del momento; así pues, la próxima vez que te encuentres ante una situación así, te recomiendo seguir los siguientes pasos:

1. Por tentado que te sientas, sin importar si es por un correo electrónico o en una conversación frente a frente, NO RESPONDAS, detente un momento, haz una pausa y piensa lo que vas a responder.

2. Si tienes tiempo para responder (por ejemplo ante un correo electrónico o un mensaje de texto), tómate tu tiempo, haz otra cosa mientas das espacio para bajar el calor del momento. 

3. Si estás en una conversación cara a cara y sientes que vas a perder el control, respira profundo, espera unos segundos y medita tu respuesta. Piensa en cuales podrían ser las consecuencias de tu respuesta. 

4. Piensa en ese lugar especial en el que más disfrutas estar. Si sientes que no tienes uno, te remomiendo buscar un lugar en donde al estar ahí sientas paz. Así, cuando enfrentes una situación difícil que requiera una respuesta, piensa en ese lugar y te ayudará a recobrar la paz.

5. Aprende a conocerte y saber identificar cuando estás alterado o perdiendo el control. Todos reaccionamos de forma distinta ante la misma situación; por ende es crítico aprender a identificar nuestro comportamiento. Cuando lo logres, sabrás también controlar tus reacciones.

6. Sé asertivo en tus respuestas. Expresar nuestras opiniones no tiene nada de malo siempre que te cuides de no ofender a nadie. Si no estás seguro de que tu respuesta no ofenderá a tu interlocutor entonces mejor evita responder de una vez y sigue los pasos anteriores.

Los grupos de ayuda de Alcohólicos Anónimos tienen una oración muy bonita que en parte cita:

“Dios, concédeme Serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, Valor para cambiar las que puedo y Sabiduría para reconocer la diferencia”.

Los dejo con una fotografía de ese lugar especial que utilizo yo para traer paz y buscar la serenidad en momentos de estrés y tensión.

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