A mis 38 años, aún no había tenido la experiencia de lanzarme en un Canopy; sin embargo, hace algunos días mi esposa me comentó que había hecho reservaciones en un hotel de montaña y con Canopy incluído. Mi primera reacción fue de sorpresa; primero porque ella siempre le ha tenido temor a las alturas, segundo porque yo aunque hace mucho tiempo tenía esta actividad en mi “to-do” list, la verdad es que no era algo a lo que le había dado prioridad y tercero, el paseo incluía a mi hijo por supuesto quien tiene 9 años y me cuestioné si al final se animaría a lanzarse a la aventura con nosotros.

Déjenme contarles que al menos durante una semana previo al paseo, no dejaba de imaginarme colgando de esos cables de acero por encima de la copa de los árboles y cada vez que lo hacía sentía un vacío en el estómago que me activaba esa voz que me decía, mejor no lo haga y haces solo la cabalgata. Jaja, así nos juega la mente ante las decisiones difíciles, no creen?

Mi esposa pasó muy tranquila y mi hijo igual que yo, sufriendo el temor de cruzar entre árboles a semejantes alturas y velocidad.
Por fin llegó el día, comenzamos con mucha emoción, fuimos a ponernos el equipo y emprendimos una caminata de 20 minutos (porque siempre hay que avanzar en caminos complicados para llegar a la meta)

Cuando por fin llegamos comenzó a llover muy fuerte y eso nos detuvo la adrenalina que llevábamos por comenzar; refrescó la caminada pero nos detuvo temporalmente. Luego de varios minutos ya pudimos subir a la primera plataforma; eramos seis personas y llegó la pregunta clave: ¿Quién va primero?… se hizo un silencio que solo permitía escuchar el ruido de la naturaleza; pocos segundos después no lo pensé mucho y di un paso al frente.

Mis amigos, “El Primer paso es el que más cuesta“. Ahí estaba yo enganchado a los cables y de pie al borde de una plataforma metálica en la cumbre de un árbol, tomando valor para dejarme ir al vacío y desplazarme por entre árboles para llegar a otra plataforma que apenas y se dejaba ver.

Era el momento decisivo, ya me había ofrecido para ser el primero pero ahora si debía dar el paso importante; literalmente un salto de fe porque te comienzan a cruzar preguntas como: ¿y si se revienta el cable? ¿y si me detengo a medio camino..cómo regreso?, ¿y si no freno a tiempo y choco a toda velocidad con el árbol?

No te han pasado esas preguntas cuando estás tomando una decisión importante? ¿y si me va mal?, ¿y si me estoy equivocando?, ¿y si no recupero mi inversión?…¿y si……..?
Ahora te pregunto lo que me pregunté yo en esa plataforma: ¿Y si me va bien?, ¿y si lo disfruto?, ¿y si me ayuda a ver las cosas desde otra perspectiva?, ¿y si puedo aprender algo nuevo de esto?

Sí, me temblaban las piernas y me sobraban ganas de devolverme, bajarme de la plataforma y no tomar el riesgo; creo que eso nunca va a faltar cuando estás tomando una decisión importante; posiblemente tiemble tu ser, posiblemente quieras devolverte y mantenerte en tu zona de confort “en tierra firme”, quizá pienses que es mejor no arriesgar pero…¿no crees que pierdes más? yo sí…

Claro está que superé mi temor de lanzarme y fue un paso muy difícil de realizar al ser mi primera vez pero, conforme fui avanzando, no digo que pasó a ser fácil pero sí menos difícil y mientras más lo hacía, más disfrutaba el camino y más feliz me sentía.

Mi esposa y mi hijo lo hicieron también y completamos con éxito el recorrido de 12 cables durante cerca de tres horas incluyendo un cable de aproximadamente 450 metros con el que terminaba el recorrido; pero hay algo que no les conté….a partir del tercer cable se abrió el cielo para dejar caer sobre nosotros un diluvio torrencial; aún con ese obstáculo, continuamos el camino y logramos nuestra meta.

Te invito a dar el primer paso, posiblemente no será fácil pero te pondrá un paso más cerca de tu objetivo, de tu meta, de tu sueño. La decisión está en tí, siempre podrás devolverte pero eso te pondrá muchos pasos más lejos de tu meta. Tú decides!!!

Tres lecciones aprendidas.

Lección #1: Nunca descartes que alguien te ayude a tomar decisiones importantes.
Lección #2: No lo pienses mucho y como dice Paul Martinelli (uno de mis mentores y Presidente del John Maxwell Team) -“Do it afraid” – “Hazlo con temor
Lección #3: Disfruta el camino; allí es donde se encuentra la felicidad.

Acá te comparto un corto video justo antes de lanzarme desde la tercera plataforma 🙂

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