En estos días tuve una reunión con mi equipo de trabajo en la cual debí informarles de una no muy grata noticia la cual tenía que ver con el esperado aumento salarial para el próximo año. Fue uno de esos momentos en los que nadie envidia al líder porque a nadie le gusta ser portador de este tipo de noticias. Cuando yo supe que debía dar esta noticia lo primero que pensé fue en el impacto personal en cada uno de mis muchachos y sus diferentes situaciones. Unos prontos a ser padres, otros con niños recien nacidos y otros prontos a casarse. Cada uno de nosotros tiene planes y necesidades que querámoslo o no requieren de dinero pero como nos cuesta darnos cuenta de que realmente somos millonarios; basta con volver a ver a nuestro alrededor y podemos darnos cuenta de que mas bien tenemos de sobra. 

El día de ayer tuve la oportunidad de vivir una gran experiencia que me permitió ver las cosas de otra manera. Colaboré con mi parroquia para ir a hacer entrega de “diarios” de comida y regalos para familias necesitadas. Tuve la oportunidad de visitar a nueve familias de muy bajos recursos pero que me demostraton una cara de alegría como pocas veces encuentras con quienes compartes día a día. Me encontré con un niño de unos ocho años quien sin bañar aún, jugaba con un tarro de helados lleno de piedras, también con una niña de unos dos añitos de edad quien me dio un beso en la mejilla cuando les entregué los regalos y algunas uvas y manzanas; un beso sincero, tierno y lleno de alegría. Un adulto mayor con un trato y una manera de saludar que daban ganas de quedarse converansdo con él. Una señora con varios hijos y su marido desempleado quien al recibir los alimentos no dejaba de decir “que bendición” y dar gracias a Dios y al “padrecito”. 
Una dura realidad que viven muchos hermanos, muchísimos niños que difícilmente puedan estrenar una prenda de ropa, padres que sufren al saber que su situación no les permite siquiera comprar los alimentos básicos, así pues mucho menos un regalo para sus hijos. 
Cómo decir que no nos alcanza, cuando a diferencia de muchos, tenemos un trabajo? Cómo decir que no nos alcanza, cuando a diferencia de muchos viajamos en nuestro propio carro?
Dios me ha permitido la dicha de ver y escuchar la realidad que vive el hermano necesitado y me ha permitido  comprender verdaderamente el significado de esa frase trillada que tanto escuchamos en estos tiempos: “es mejor  dar que recibir”. Es una realidad pero no se trata de dar mil colones en la ofrenda dominical, se trata de darse, de parar el urgente correr de nuestros días y volver la mirada para ver quien a nuestro lado necesita de nosotros, desde una sonrisa, hasta una palabra de aliento. 

Se acerca la Navidad, un tiempo hermoso donde todos cambiamos el semblante, alivianamos las cargas y mostramos una sonrisa, compramos regalos y gastamos el aguinaldo hasta en cosas que realmente no tienen importancia ni son necesarias. No te digo que no lo hagas, solo te pido que lo hagas después de haber ayudado a alguien necesitado, si lo haces en ese orden posiblemente decidas no comprarte esas cosas que tenías en mente porque descubrirás que esas te daran una satisfacción temporal que no se comparan con el gozo de recibir un beso como el que me regaló esa pequeña niña quien sin saberlo quiza me dio un regalo mas grande que el que ella recibió. 

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