“Dame, oh Dios, un corazón que escuche.” – 1 Re 3,9

Hoy día hablamos de coaching y de liderazgo y se resalta que tanto un buen coach como un buen líder debe saber escuchar (o en su defecto, aprender a hacerlo). Esto no debería ser sorpresa y menos aún si recordamos al sabio más renombrado del Antiguo Testamento… el rey Salomón; pues, cuando Dios le prometió concederle lo que él quisiera, el rey “simplemente” dijo: “Dame, oh Dios, un corazón que escuche” (Biblia Dios Habla Hoy).

Si a una persona a quien se le atribuyen grandes proverbios y ejemplos de sabias decisiones cuando tuvo la oportunidad de pedir lo que quisiera, lo que pidió fue “un corazón que escuche“; entonces no es de extrañarse que el coaching hoy día tenga tanto impacto y que se espere que un verdadero líder desarrolle esta importante habilidad de escuchar.

El buen juicio del rey Salomon - Coaching y Liderazgo

imagen tomada de wikigallery.org

Es interesante estudiar esta cita a profundidad porque hay que recordar que Salomón era hijo del rey David y siendo jóven y sin experiencia le correspondió asumir el trono y con ello estaba a cargo de todo el pueblo elegido por Dios.

En 1 Re 3,8 dice: “un pueblo tan grande que, por su multitud, no puede contarse ni calcularse“.

Enseñanza #1:

Imagine que usted comienza a trabajar para una gran empresa y de repente, sin siquiera tener experiencia en el campo le asignan el puesto de Gerente General. Poco después de la asignación lo contactan y le dan la oportunidad de pedir lo que usted quiera… ¿Qué pediría usted?

  • ¿Un aumento de salario?
  • ¿Un contrato vitalicio?
  • ¿Un equipo de asesores?

Exactamente lo mismo le pasó a Salomón y en ese momento tuvo la oportunidad de pedir riquezas, larga vida o la muerte de sus enemigos (como lo cita 1 Re 3,11); sin embargo, pidió “un corazón que escuche” para gobernar al pueblo de Dios.

Salomón supo ver “el cuadro completo” y supo que con un pueblo tan grande, tenía grandes responsabilidades y debería tomar grandes decisiones.

“Un buen líder tiene visión. Siempre ve más allá y avanza más allá que los demás.”

Enseñanza #2:

Llama mi atención que no se limita a pedir únicamente la habilidad o el hábito de escuchar; sino que, comienza por pedir un “corazón” que escuche. En otras palabras, Salomón le pide a Dios que le conceda la humildad de preocuparse sinceramente por su pueblo. Comprende que no se puede liderar a un equipo (o pueblo en su caso) sin antes aprender a liderarse a sí mismo; así que se olvida del Ego; descarta pedir algo para sí mismo y pide por quienes tiene bajo su responsabilidad.

“Un buen líder primero piensa en su equipo. Un buen líder de hogar, primero piensa en su familia.”

Enseñanza #3:

Nótese que no pide palabras sabias o elocuencia para hablar. No…cuando Salomón pide, está pensando en la oportunidad de callar y permitir a su pueblo que hable y se exprese. Desde que pide “un corazón que escuche”, ya está anticipando emociones y amor por aquellos que necesitan hablar y sentirse escuchados. Salomón no sólo quiere facilitarles que hablen y pretender que escucha. Salomón desea sentir empatía por su gente; escucharles y ayudarles a sentirse mejor.

¿Cómo lograr eso sin poner el corazón?; ¿Cómo lograrlo si hubiese alimentado su ego primero con un regalo de Dios para sí mismo?

“Un líder transformador poner el corazón en el desarrollo de su gente.”

Enseñanza #4:

Salomón comprende que no se puede dirigir a un pueblo si el pueblo no confía en su líder y ¿Cómo puede un pueblo confiar en su líder si su líder no le escucha y no le conoce?

La confianza surge con el tiempo a partir de la relación; pero si no se propicia espacio para escuchar al pueblo, se está truncando la posibilidad de tener seguidores fieles, comprometidos y felices.

Lo mismo le sucede al líder de empresa que no escucha a su equipo tanto en forma grupal como individual y lo mismo sucede con el padre de familia que no escucha a sus hijos o pareja… tienen pocas posibilidades de desarrollar confianza.

“No se puede obtener resultados sostenibles en el tiempo sin contar con la base de la confianza.”

Enseñanza #5:

Por último, pero no menos importante, debido a que Salomón se preocupó por el pueblo de Dios más que por sí mismo; Dios no sólo le concedió lo solicitado, sino que también le ofreció riquezas, esplendor y una larga vida (1 Re 3, 11-14). Su acción desinteresada le trajo bienestar al pueblo y una recompensa que no espera para sí mismo.

Bien decía Zig Ziglar: “Si ayudas a otros a obtener lo que quieren, ellos te ayudarán a tí a obtener lo que tú quieres.

“El líder que lo da todo por su equipo, tarde o temprano recibe su recompensa. Esto es una garantía!”

 

Con tan sólo cinco palabras “Dame, oh Dios, un corazón que escuche“, Salomón nos ha dejado al menos cinco grandes enseñanzas de liderazgo que hoy mismo podemos comenzar a aplicar en nuestra vida.

¿Cuál enseñanza es la que más te impacta?

Déjanos tu comentario y si te gustó el artículo compártelo en tus redes; podrías estar ayudando a alguien a tener un buen líder en vez de un mal jefe. 

Comparte este artículo, Escoje tu Plataforma!

Un líder comparte...Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter
Share on LinkedIn
Linkedin
Email this to someone
email

Comentarios

Comentarios