Para quienes crecimos viendo cómics de Súperman o Batman, por mucho tiempo contemplamos la imagen del súper héroe que podía salvar al mundo por sí mismo; sin embargo, no hay nada más lejos de la realidad cuando volvemos nuestra mirada al campo de liderazgo ya sea empresarial o incluso deportivo así como en otras denominaciones.

Si prestamos atención veremos empresas exitosas que cuentan no con uno sino con una serie de líderes quienes en conjunto desarrollan la sinergia necesaria para alcanzar nuevos mercados y mejores resultados que de lo contrario un sólo “súper líder” no habría logrado.

Ya incluso, las nuevas series de televisión sobre súper héroes como “The Arrow” o “The Flash” (para citar algunas que estuve viendo recientemente) si bien cuentan con un personaje principal, éstos operan sus grandes rescates de la mano de un equipo de trabajo; cada uno de ellos líderes en su campo hasta el punto donde en ocasiones, ese equipo de trabajo ha privado al personaje principal de realizar una tarea luego de hacer un consenso.

Ser líder de un grupo, organización o empresa y rehusarse a equipar a otros líderes, es (muchas veces inconscientemente) comenzar a cavar su propia tumba; o al menos la de su equipo o empresa.

Un caballero llamado Fred A. Manske (hijo) decía la siguiente afirmación:Super Líder

“El líder más grandioso es aquel que está dispuesto a entrenar a otros y a desarrollarlos hasta el punto en que, con el tiempo, lleguen a superarlos en conocimientos y capacidad”

John Maxwell por su parte dice que:

“Uno es una cifra demasiado pequeña para alcanzar la grandeza”

Algo que he encontrado inicialmente en mi experiencia personal y posteriormente durante consultorías es que existe un gran temor sobre compartir nuestro conocimiento y experiencia pues se podría estar desarrollando a quien eventualmente “me quitaría el trabajo“.

Es más, recientemente durante uno de los cursos que impartía me dijeron lo siguiente: “Minor, pero ¿cómo voy a enseñarle absolutamente todo lo que sé a un nuevo líder de la empresa para que luego mis jefaturas se den cuenta que pueden prescindir de mí y dejarse al nuevo que gana menos dinero y ya conoce todo el negocio?

Es lógico imaginar que quien piense de esta manera buscará la forma de retener cierta información para de alguna manera continuar “asegurando” su puesto; sin embargo, ese pensamiento egoísta lo único que logra es ponerle un techo al potencial de crecimiento no solo del nuevo líder a quien se desea entrenar sino a sí mismo y a la empresa.

Mi respuesta a esta pregunta es sencilla; enseñar a otros a hacer todo lo que usted hace es brindarse usted mismo la oportunidad de disponer de más tiempo para enfocar su energía y conocimientos en la creación de nuevas ideas, servicios o productos que permitan a la empresa alcanzar nuevos horizontes, innovar y marcar la diferencia. Consecuentemente, una persona que brinda tal aporte a la compañía, lejos de querer despedirlo, será mucho más valorado al brindar aportes que potencian el crecimiento del negocio. De esta manera, crece la empresa, crece el nuevo líder y crece usted.

Yo concuerdo totalmente con la frase que les compartí de mi mentor John Maxwell; si se tiene grandes sueños y se desea alcanzar la grandeza, una sola persona es un número muy pequeño. De no ser por las películas, no existe (por lo menos no en el tema de Liderazgo) el famoso “Llanero Solitario”.

Si no lo has hecho aún, te invito a comenzar ya mismo tu plan de sucesión en la empresa, grupo u organización; te llevará algo de tiempo convencer a las personas de su importancia y lograr implementarlo pero te aseguro que te brindará grandes resultados al corto plazo; y si necesitas ayuda para realizarlo, no olvides que estoy a la orden para ayudarte en ese proceso.

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